Fuente Yahoo Noticias
Sumi Abe, de 80 años, y Jin Abe, de 16, tuvieron la suerte de encontrarse en la cocina cuando la casa se derrumbó por el temblor. Sobrevivieron comiendo todo lo que tenían en la nevera, sobre todo yogures.
"Mientras buscaban supervivientes, los policías oyeron una voz que pedía auxilio desde una casa en ruinas", afirmó un portavoz policial de Ishinomaki, una de las ciudades más afectadas por la catástrofe. "Entonces vieron a un muchacho luchar por salir del tejado derrumbado", añadió. Sumi y Jin Abe, "en leve estado de hipotermia", fueron trasladados en helicóptero a un hospital.
"¿Están heridos?", preguntó un periodista de la televisión. "No", respondió la anciana ante las cámaras, antes de ser transportada en camilla hasta un helicóptero. Su nieto explicó que se habían quedado "bloqueados" cuando la casa se desplomó. El rescate infundió un poco de esperanza a los socorristas, que ya no contaban con encontrar supervivientes.
De todas formas, la policía advirtió de que el balance de 8.133 muertos y 12.272 desaparecidos por la catástrofe del 11 de marzo es aún provisional. "Vamos necesitar lugares para guardar más de 15.000 cuerpos", declaró el jefe de la policía de la provincia de Miyagi, una de las más afectadas por la catástrofe, citado por la agencia Jiji.
El seísmo, de 9 grados de magnitud, ha sido el más potente registrado nunca en Japón y fue seguido de un tsunami particularmente letal, por lo que los socorristas han hallado muy pocos supervivientes. Esta doble catástrofe natural es la más mortífera ocurrida en Japón tras el terremoto ocurrido en 1923 en la región de Kanto, que rodea a Tokio, el cual dejó 142.000 muertos.
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