La crisis desatada en la central nuclear Fukushima Uno ha provocado un notable descenso del número de extranjeros que visitan Japón así como una merma en la cifra de residentes.
Uno de los sitios donde es posible percibir la disminución de turistas es el distrito de Asakusa, uno de los principales atractivos de Tokio por el famoso templo Sensoji y la calle comercial que conduce a este recinto budista.
Sensoji suele recibir cada año unos 30 millones de visitantes, la mitad de ellos extranjeros, pero a raíz de los problemas acontecidos en la central nuclear de Fukushima la cifra se ha reducido sustancialmente. De hecho, el templo no recibió ni uno solo visitante en un momento dado.
Transcurrido casi un mes desde el terremoto y el tsunami que dañaron la central, va aumentando gradualmente el número de turistas independientes, sobre todo de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, los grupos organizados provenientes de China y Corea del Sur siguen sin volver a Asakusa.
Esta situación está afectando a los comercios de la zona. El dueño de un establecimiento destinado a los turistas señala que entre el 60 y el 70 por ciento de sus clientes solían ser extranjeros; sin embargo, ahora el número de foráneos que entran en su tienda es muy reducido. El comerciante reconoce que la crisis nuclear ha supuesto un duro golpe para su negocio. En su opinión, el Gobierno debería hacer constar que Tokio es un lugar seguro para que así vuelvan los turistas.
Fuente NHK
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